jueves, 20 de octubre de 2011

Namor en las profundidades

Pocos cómics hay como este, en tanto que la oscuridad que emana de su discurso los riesgos de su planteamiento lo convierten en un material tan diferente al resto como apasionante. 

Namor en las profundidades no es un cómic al uso, ni tampoco una clásica historia sobre el personaje del que se ocupa. Se trata de un relato de Peter Milligan, con todos sus excesos y aciertos acostumbrados, en los que la mente y lo psicológico vuelven a tener un papel preponderante, como en buena parte de su obra. 

A través de una pequeña expedición en submarino, un científico pretende demostrar ante la comunidad científica que la ciudad perdida de Atlantis no existe ni ha existido nunca, descendiendo hasta las profundidades del océano para comprobar que allí no hay más que leyendas. 

Se trata de un cómic atípico, desde luego. Y quien desee encontrarse con Namor y con alguna historia que le toque de cerca, va desencaminado. Como de costumbre, Milligan se sirve de un personaje conocido para crear un relato alrededor suyo pero apenas sin necesidad de que participe. 

Lo mejor del material es la atmósfera oscura y matizada creada por el excelente Esad Ribic, que entrega unas imágenes poderosas en las que las profundidades del océano quedan retratadas con un poder evocador muy sugerente. Tono del relato e imágenes acompasadas, la síntesis perfecta para los relatos turbadores de Peter Milligan. Un enfoque diferente para acercarse al Príncipe de Atlantis

domingo, 16 de octubre de 2011

Namor: el primer mutante


Cuesta creer que Stuart Moore haya escogido a Namor para protagonizar una historia que poco tiene que ver con el personaje original, muy a pesar del sensacional dibujo de Olivetti

Hace unos cuantos años que Marvel encontró en las sagas y las dinastías apocalípticas continuadas el filón de oro, más aún cuando eso permite enlazar colecciones diferentes y agruparlas bajo un tema o una amenaza común. 

La llamada Maldición de los mutantes está regalando algunos de los peores cómics de los últimos tiempos. Lo único que parece importar en ellos es la inclusión de vampiros sin prestar ninguna atención al desarrollo ni la evolución del héroe, que siempre ha sido el mayor aliciente para la lectura. 

El príncipe de Atlantis ha sido siempre uno de mis personajes favoritos. A día de hoy puede que sea mi predilecto. Pero su personalidad, siempre arrogante, petulante y con muy poco tacto está pobremente representada aquí. Cualquier personaje podría haber encarnado en realidad la historia de Moore.


La presencia de Namor en los cómics actuales no suele prodigarse demasiado. Un personaje como él, siempre presente en las grandes batallas, en los grandes acontecimientos, el noble arrogante, el enamorado no correspondido, el superhéroe con menos habilidades sociales, el primer mutante y puede que el más poderoso, merece historias que estén a su altura. 


jueves, 6 de octubre de 2011

Michael Daugherty: Metropolis Symphony


Uno de los nominados a los Grammy de 2011 ha sido la grabación para Naxos de la Metropolis Symphony, de Michael Daugherty. La composición, que busca en todo momento la conjunción de ideas tales como el bullicio de la gran ciudad y la grandilocuencia de los pasajes orquestales, recuerda desde el primer momento al Edgar Varèse y a su monumental Amériques

Hay más humor, sin embargo, en la Metropolis Symphony, aunque también hay unas pretensiones quizás desmesuradas para una partitura tan llena de elementos burlescos y caóticos. La obra se disfruta sobre todo por su dinamismo y por su capacidad de parodiar el género heroico musical sin caer en absoluto en lo vulgar. Al contrario, no son pocos los pasajes que resultan espectaculares. 

El quinto y último movimiento, Red Cape Tango, es una sutil e inspirada variación del último movimiento de la Sinfonía Fantástica de Berlioz. Motivo musical que fuera la banda sonora de la película 'El Resplandor' y que ha inspirado a no pocos artistas. La aparición de ese tema musical aquí confirma la idea de que toda la estructura de la sinfonía está efectivamente inspirada en aquella, y de repente la impostura se revela del todo como una gran broma compuesta con las mejores intenciones. 

Apabullante toma de sonido, con un brillo sorprendente y poco común en las grabaciones del sello Naxos. La profundidad de las secciones se deja notar sobre todo en los metales. Una toma de sonido a la altura de la exuberante riqueza de la orquestación que ha propuesto Daugherty en esta, la que hasta ahora es su obra maestra. 

martes, 4 de octubre de 2011

Alice Sara Ott: Beethoven


Alice Sara Ott se convirtió desde la misma salida al mercado de su primer cd para Deutsche Grammophon en una absoluta promesa de los virtuosos del piano. Esa promesa se ha quedado ahí, afiliándose al grupo, cada vez más numeroso, de los artistas jóvenes del presente a los que les sobra técnica y la derrochan en cuanto tienen oportunidad pero que han olvidado la esencia comunicante de la música que tocan. 

En cualquier caso, Alice sigue teniendo uno de los pianissimos más inspirados y delicados de entre todos los virtuosos contemporáneos. Con ella descubro a un Beethoven delicado, a un Beethoven hermoso y puro, menos dramático y más poético. Tal vez su lectura no sea de referencia, en tanto que no supera a la de los grandes maestros (pienso en la última grabación de Emil Gilels) pero esa visión delicada y exageradamente dulce, que parece anunciar a Beethoven como el primer romántico, bien merece una atenta escucha. El disfrute no es en absoluto breve, es un disco que se paladea en un abrir y cerrar de ojos. 

Especial habilidad de la pianista para separar un pasaje de otro, un color de otro, pero sobre todo para aportar énfasis a los temas centrales allá cuando aparecen. Alice sería una estupenda intérprete de música contemporánea, posiblemente una de las mejores. Pero aún no ha tocado nada, porque bien sabe la Deutsche Grammophon que lo que continúa vendiéndose son los maestros clásicos. En ese sentido se trata de un producto de marketing asombroso, medido hasta las últimas consecuencias. Tras ese atuendo, sin embargo, puede escucharse música de verdad. 

lunes, 3 de octubre de 2011

Dominion: Forja


Hay ciertas cartas en Dominion que, bien por su coste o bien porque su texto no invita a jugarlas con facilidad, no son lo suficientemente valoradas. Es el caso de la Forja, una carta que es capaz de darte partidas por sí misma prácticamente en cualquier entorno en el que aparezca. 

Si bien la Capilla es una carta muy valorada (especialmente por su coste de 2 monedas), ya que elimina todas aquellas cartas que molestan en tu mazo y lo optimizan de una manera asombrosa, La Forja realiza el mismo efecto pero además permite obtener una carta con la que agilizar el proceso de reconstrucción. 

No es sencillo aprender a jugarla con eficacia, pero en entornos donde aparezca la Forja, quien primero comience a abusar de su poder dominará la partida. Su función bien vale su elevado coste, más allá de las quejas de los jugadores no experimentados cuando la descubren por primera vez. 

La Forja no sólo hace las funciones de una Capilla evolucionada, sino también las que pudiera hacer una Mina, al reconvertir tu dinero en monedas más poderosas. También es capaz de acelerar enormemente el tramo final de la partida al destruir una carta de victoria y canjearla por la misma, agotando la pila en cuestión. Los usos de esta carta son tan variados como nuestra imaginación nos permita. 

Vetiver: The Errant Charm


Descubrí hace unas semanas este álbum y no deja de darme buenas sensaciones. A través de medios tiempos muy bien trabajados, de la creación de atmósferas y estados de ánimos muy concretos y una rica orquestación, Vetiver ofrece una experiencia muy agradable en su conjunto. 


Tal vez con menos pretensiones de lo que debería por el acierto de sus células compositivas, The Errant Charm es uno de esos discos para dejar sonar a modo de ambiente y hacer que la habitación entera se llene de sus hermosas sensaciones, que no son pocas.