miércoles, 29 de agosto de 2012

¡Los cómics se mudan!


La creación de un blog en clave de humor compartido con algunos de mis mejores amigos ha acelerado una idea que llevaba rondando mi cabeza tiempo atrás. Allí se han mudado los contenidos en torno a las reseñas de cómics que se producían en Crónica de un Picao y, a partir de este momento, la web se queda en stand by hasta nuevo aviso. Estoy seguro de que habrá una tercera etapa, pues este blog ha sobrevivido ya a muchas cosas, a muchas iniciativas diferentes y a muchos períodos desiguales. 


Desde ahora puedes continuar leyendo sobre cómics en Chatarra Espacial




lunes, 27 de agosto de 2012

You Are Here


Seguir a Kyle Baker en su aventura editorial ha sido siempre un placer cuando ha existido la oportunidad del reencuentro. En nuestro país ha venido siempre a cuentagotas, y siempre en formatos muy distintos, pues su capacidad para pasar de la viñeta humorística al cómic convencional, de la caricatura al dibujo dramático y de la narración tradicional a la pura inventiva, es sorprendente. De modo que cada uno de sus trabajos es diferente al anterior tanto en formato, como en su tono, como incluso en su estilo. Pero nunca deja de tener su sello personal. Nunca deja de ser Kyle Baker

You Are Here tiene lugar en Nueva York. Es un cómic que narra la historia de dos amantes, de cómo su protagonista no consigue olvidar el pasado y le resulta imposible alejarse de su vida como ladrón en la gran ciudad. Baker elimina los bocadillos de diálogo y emplaza el texto en el espacio entre viñetas, jugando así con sus efectos y con las herramientas del medio de una manera sugerente y original. La historia romántica, tremendamente divertida y entrañable, va convirtiéndose conforme avanza el relato en una historia detectivesca, en la que no faltará el asesino que persigue al personaje principal por sus deudas del pasado. 

Transgresión del medio, viveza, originalidad y colorido, las armas del hermoso You Are Here, un cómic que no teme hacer de una puesta de sol su momento más importante. 

El cambio de dibujante


Hay pocas cosas más emocionantes en el mundo del cómic que recibir la noticia de un nuevo proyecto bajo el mando de un equipo creativo al que admiremos. Uno se acerca a una colección nueva auspiciado por el nombre de un guionista estrella, o por el placer de disfrutar de las ilustraciones de un dibujante determinado. 

Y hay pocos momentos más estimulantes que poder seguir una colección acometida por dos grandes figuras, en las que guión y dibujo supongan un gran aliciente para la lectura. Así es como se terminan gestando las grandes obras del medio, cuando un cómic lleva nombre y apellidos, cuando tiene unos padres concretos a los que resulta inmediato referirse. 

La sensación más frustrante de seguir una serie es cuando, sin previo aviso, un número aislado tiene de repente un dibujante nuevo, que normalmente suele ser sensiblemente inferior al ilustrador previo. Esto sucede con enorme frecuencia en las grandes editoriales americanas, en parte movidas por su frenética periodicidad en la publicación de las series. Lo que se consigue es que el cómic ofrezca un bajón de calidad alarmante, y la presencia reiterada del dibujante suplente (o dibujantes) invita a abandonar las series. 

De repente el cómic tiene menos identidad, ya no tiene unos padres definidos, ya no pertenece a dos autores, ya no es una obra redonda. Lo peor es que, en muchos casos, la portada sigue manteniendo el nombre del dibujante original, con el ánimo de continuar las ventas. Prácticas detestables que invitan a pensar en el mundo del cómic como un medio frustrante. Lo que podría ser y no es. 

Aquaman, Sword of Atlantis


Lo único en común de Aquaman, el príncipe de Atlantis de la editorial DC, con Namor, su equivalente en Marvel, es que ambos viven en el agua. Nada que ver entre ambos. Si lo interesante de Namor es su personalidad vanidosa y petulante, que convierte sus intervenciones en la pura diversión de quien se cree por encima del resto, el desdibujado compañero marino de la editorial rival, Aquaman, viene a ser un Superman bajo el agua o, lo que es lo mismo, el hombre americano ideal que traspasa el contexto de la ciudad por el fondo del mar como centro de acción. 

Tal vez eso explique el largo infortunio editorial de un personaje poco interesante, hasta el punto de que la acepción de patito feo ha llegado a extenderse como calificativo común al referirse al denostado superhéroe.  El reinicio del universo DC, que llevó a las colecciones a comenzar desde su número 1, ha convertido al nuevo Aquaman de Geoff Johns en el centro de todas las miradas, pues intenta quitarle hierro a las burlas que ha atesorado el personaje a lo largo del tiempo y las revierte en una supuesta revisión profunda del personaje. Los resultados, sin embargo, son discutibles. 

Al encontrar la obra realizada por Kurt Busiek tan solo unos años antes en torno al personaje, uno no puede por más que cuestionarse el porqué del éxito de este sobrevalorado nuevo trabajo de Johns, que parece el niño mimado de la editorial y cuyos trabajos parecieran intocables. El Aquaman de Busiek no es tanto un Superman como un Conan, un auténtico bárbaro de las profundidades. La reflexión que hace el veterano guionista acerca del mito del príncipe de Atlantis sí que resulta relevante. No juega con el protagonista original, sino con un joven ordinario que debe asumir, de manera repentina, el destino y la misión del desaparecido Aquaman. Busiek reflexiona así sobre la imposibilidad de volver a los clásicos a través del cómic del presente, preocupado en trabajar con otros materiales. 

Si hay un trabajo relevante sobre este superhéroe este es el que merece ser considerado como uno de los referenciales, y no tanto la obra de Geoff Johns, pues aquí sí que convive el pasado con la tradición de un personaje al que pocos lectores le han prestado atención. Su mitología brilla a través de la historia de Busiek y su acertado enfoque como pocas veces ha ocurrido en el fondo del mar. Al menos, en el océano de DC

sábado, 25 de agosto de 2012

Batman #4


La edición de ECC incluye el tercer y cuarto número de la serie original

En este mes de Agosto podemos volver a disfrutar de la cabecera original de Batman, a cargo de Scott Snyder y Greg Capullo y es un verdadero placer descubrir que lo que hacía grande a los dos primeros números sigue intacto. Tenemos por tanto a un Batman con más recursos de lo que solemos estar acostumbrados pero que mantiene su esencia puramente detectivesca. Bruce Wayne se sumerge aún más en la investigación de la corte de los búhos, algo que le llevará a indagar en la historia de Gotham (que mantiene su cuota de protagonismo) y que incluso nos lleva a un flashback de la infancia de Bruce maravillosamente dibujado por Greg Capullo

A pesar de que como decimos predomina el tono detectivesco, no falta espacio para grandes momentos de acción que, de hecho, se aprovechan de ese tono contenido y lleno de diálogo que domina el cómic para brillar especialmente. Es inevitable admirar el estilo de Capullo en el dibujo, especialmente en la figura de Batman, pues consigue plasmar la imagen de un hombre con una figura temible y un gran porte, pero a la vez realista y muy humano bajo la máscara. Cabe destacar también su trabajo en las portadas de ambos números, ambas de estilos bien diferentes y alejadas del clásico "figura del protagonista en pose molona" a que nos tienen tan acostumbrados. 

En definitiva, un trabajo realmente admirable en todos los sentidos y que nos mantiene en vilo para que llegue la tan esperada Noche de los Búhos.

domingo, 19 de agosto de 2012

Kane, de Paul Grist


Hoy analizaremos más en profundidad Kane de Paul Grist, obra que ya apareció en la sección de Grandes páginas del cómic, y que pese a su gran nivel no es todo lo conocido que debería, algo que confiamos se solucione con la nueva edición que publicará Dolmen en nuestro país. Kane comenzó a publicarse en 1993 y Paul Grist, de origen británico, se encarga tanto del guión como del dibujo en el que es uno de sus trabajos más reconocidos junto a Jack Staff.

Nos encontramos ante un cómic policíaco, de marcado género negro y en el que fácilmente podemos detectar la influencia de Canción triste de Hill Street y de Sin City de Frank Miller, autor que Grist no esconde que ha tenido una enorme influencia en su trabajo. Kane es un policía de Nuevo Edén, que vuelve al cuerpo tras ser suspendido a causa de un enfrentamiento con su antiguo compañero, momento al que se vuelve en numerosas ocasiones en forma de flashbacks para descubrir paulatinamente nuevos detalles. De hecho el cómic intercala continuamente flashbacks con los casos que lleva Kane en el presente de una forma muy acertada, pues aunque en las primeras ocasiones pueda resultar algo confuso, Grist consigue dotar a sus personajes de personalidad con detalles sutiles haciendo que los identifiquemos con facilidad a pesar de la sencillez del dibujo.

En Kane asistimos a las investigaciones de distintos casos policiales generalmente relacionados, pero siempre unidos por el pasado de Kane y el mafioso Oscar Drake. La visión que muestra Grist de la policía y  la ciudad de Nuevo Edén está llena de corrupción, y las historias de los personajes siempre esconden pérdidas y desilusión, sin embargo el autor se las ingenia para aportar siempre un toque de humor y parodia, ya sea con personajes secundarios o situaciones puntuales. Cada cierto número de capítulos nos encontramos con uno que se aleja de la tónica, tanto en trama como en forma, regalándonos algunos de los mejores momentos del cómic, como son:

  • Un divertidísimo número sin diálogo
  • Una patrulla policial narrada desde un único punto de vista
  • Una genial parodia del personaje de Sin City Marv
  • Referencia a Batman con críticas a la excesiva seriedad de los superhéroes (señalando directamente a Vértigo
Sin duda donde destaca especialmente Kane es en el plano visual. A pesar de su dibujo sencillo y en blanco y negro, Grist consigue verdaderos hallazgos visuales y narrativos en cada capítulo, gracias a las distribuciones de páginas y al uso de una narración sin mucho diálogo que se apoya especialmente en el dibujo. Esto unido a la atrapante trama, heredera de lo mejor del género policíaco, hacen de Kane un cómic de lectura necesaria. 

jueves, 16 de agosto de 2012

Los melones de la ira


Bastien Vivès publicó su obra, originalmente, con un aspecto de cómic pulp y rellenando sus páginas con publicidad falsa de género erótico, lo que puede dar una idea del tono de humor que respira el proyecto. Publicada en España bajo el equívoco formato de la tapa dura y la obra de lujo, el cómic del irreverente autor juega con el título de una película de John Ford para contar la historia de la hija de unos campesinos con grandes pechos. 

El absurdo argumental es una de sus mejores bazas. Primero con los problemas de salud de la chica por tan descomunal pecho, luego el abuso sexual de los doctores, la sangrienta venganza de su padre... En fin, un cómic que no teme coquetear con lo escabroso o con la escena pornográfica para provocar la carcajada. El estilo único e inimitable de Vivès que le ha hecho célebre en su país de origen hace única cada página. Sus escenas son evocadoras, incluso a pesar de toda la carga subversiva que contienen las imágenes y el estudio de sus composiciones, de improvisada apariencia y de inevitable naturalidad, es también único. Una obra que atesorar y con la que atreverse a reír sin complejos. 

martes, 14 de agosto de 2012

Tierra X


Tras el indiscutible éxito de Kingdom ComeWildstorm le encargó a Alex Ross un libro de bocetos de los personajes del universo Marvel y éste se decidió por dar una visión del futuro marvelita, muy al estilo de la citada obra de la Distinguida Competencia. Ross iba acompañando los bocetos con texto que situaba al lector en el contexto de cada personaje, cuando decidió ponerse en contacto con Jim Krueger para que le ayudase a perfilar y desarrollar algunas ideas. Durante las conversaciones entre ambos autores las ideas fueron creciendo y engranando hasta que el primigenio libro de bocetos acabó dando lugar a un cómic completo llamado Tierra X.

Tierra X nos sitúa en un futuro distópico en el que toda la población de la tierra ha desarrollado mutaciones obteniendo poderes de todo tipo (esta vez me ahorraré la referencia a la otra obra de Ross). El cómic se relata desde el punto de vista de Aaron Stack, o X-51, un androide que se ve arrastrado a la luna por alguien que se hace llamar Uatu y le pide que vigile La Tierra y le cuente lo que ve, pues él ha quedado ciego y algo terrible va a suceder. Es entonces cuando nos sumergimos en ese futuro universo Marvel en el que parece que todo se ha echado a perder. Para todo seguidor de la casa de las ideas será más que disfrutable ver a los personajes que siempre ha leído luchar por un futuro en el que lo más fácil sería tirar la toalla y dar la espalda a todo.

Es admirable la capacidad de Ross y Krueger para manejar el gran elenco de personajes del que disponen y hacerlos encajar entre sí, dándoles además un destino sorprendente a la vez que creíble. Así nos encontraremos a un Capitán América sin fuerzas, cubierto por los harapos de la bandera estadounidense, pero que sigue sin conocer la palabra rendición; a Tony Stark encerrado en una armadura que ha ido creciendo hasta parecer más una suerte de Mazinger Z que lo mantiene aislado del mundo; un Peter Parker bastante fondón con una hija que ha aceptado y controla al simbionte o a un Namor mitad antorcha humana.

Sin embargo el guión falla cuando quiere hablar de moral y filosofía, con diálogos que no hacen más que dar vueltas en círculo a conceptos de esos que nos enseñaron en el instituto pero que parecen querer elevar a un nivel de conocimiento superior. Llega un momento en que no queda claro si están tratando al lector como un idiota o realmente Jim Krueger se hace la picha un lío. Por si esto fuera poco, en su ambición de hacer encajar todo el universo Marvel y explicar todos los sucesos hasta el momento, Krueger necesita recurrir a textos de apoyo al final de cada número para poder abarcar todo el contexto. Este recurso no sería tan malo si esas 4 ó 5 páginas no estuviesen compuestas por diálogos explicativos que resultan artificiales a todas luces. Lejos queda la maestría que demostró Alan Moore en Watchmen para sumergir al lector en un universo de creación propia.

Mención aparte merece el dibujo de John Paul Leon. Cualquier dibujante parte con desventaja cuando la portada corre a cargo de Alex Ross, y sin duda un primer vistazo a las páginas interiores puede resultar decepcionante. Sin embargo a medida que se avanza en el relato comprendemos lo bien que se ajusta el estilo de Leon, en el que la tinta y las sombras componen gran parte del dibujo, con el relato en el que sin duda la oscuridad es la tónica dominante.

Al terminar la lectura de Tierra X queda en el recuerdo la visión futura de esos personajes que todos conocemos y la tarea titánica de darle unidad a un universo tan variopinto, pero no se puede evitar la sensación de que se podría haber narrado de otra manera o que incluso hubiese sido más acertado mantener el esquema original de libro de bocetos con textos de apoyo, dejando en manos del lector completar el cuadro, pero los beneficios mandan y por desgracia no son pocos los lectores que prefieren un relato bien masticado, aunque para ello los hagan girar en círculos con algunos momentos de lucidez.

lunes, 13 de agosto de 2012

Los Vengadores vs. Los Defensores


Hubo un tiempo en el que era inevitable dejar escapar una sonrisa mientras leíamos cómics. Era aquella mezcla de ingenuidad y de despreocupada inventiva, la que nos hacía soñar y nos impulsaba a un mundo imaginario en el que apenas había oscuridad más que la de los propios villanos que poblaban sus páginas. 

A esta serie mítica presentada en un solo tomo se la considera precursora de los grandes eventos editoriales así que, para bien o para mal, queda hoy con la perspectiva del tiempo como una de las colecciones que ayudaron a fundar la industria del cómic tal y como es entendida hoy día por las dos grandes editoriales que han hecho de los cruces entre sus personajes el mayor de sus filones de oro. 

El cómic lo tiene todo, a la vieja usanza: combates épicos, humor, una imaginación desbordante, contiene a los grandes personajes de Marvel unidos en una sola aventura y está lleno también de la ingenua vanidad de aquellos tiempos ("El relato más fabuloso de toda la historia de la literatura", puede llegar a leerse en algún momento). Sin dejar nunca de lado la sonrisa que produce es posible que, a su manera, lo sea. 

jueves, 9 de agosto de 2012

Daredevil: La sonrisa del diablo


La edición española de Daredevil incluye los seis primeros números de la serie original

Se señala con acierto en la cabecera de esta edición que para el lector aficionado sólo existe un Daredevil, que no es otro que el personaje atormentado de Frank Miller que muchos guionistas continuaron explotando tras su paso por la colección. La necesidad de volver a los orígenes del superhéroe, retomados por un espléndido Mark Waid, ha hecho que la nueva serie respire una frescura y calidad superiores a la media. 

La sencillez con que el guionista traza su historia unida a la habilidad para el trazo de los dos encargados del dibujo, los estupendos Paolo Rivera y Marcos Martín, convierten al primer arco argumental del proyecto en una lectura tan ágil como agradable. Por fin Matt Murdock cuenta con un material que potencia su labor como abogado, que explora las posibilidades de sus habilidades sobrehumanas y, en fin, que se aleja del personaje lúgubre y oscuro de Miller para mostrarse como lo que siempre ha sido en el fondo, un Spiderman adulto que también tiene un lugar para el humor y para la aventura despreocupada.

¿Lectura obligada? Dentro del panorama actual del cómic americano, el personaje de Marvel se pliega al estilo que ha convertido algunas series de la editorial DC en los mejores relanzamientos de la compañía. La comparación con el nuevo Flash o con la serie de Wonder Woman de Azzarello no sería descabellada, tanto en términos de calidad como en su tono accesible y fluido. El triunfo de Mark Waid es el de haber hecho, por fin, una serie universal para un superhéroe duramente castigado por la historia. 

Grandes páginas del cómic (IX)


Como ya comentamos en la respectiva reseña, uno de los mayores hallazgos del Batwoman guionizado por Greg Rucka es el impresionante trabajo del dibujante J.H. Williams III. Su labor no se reduce a un dibujo llamativo o a su capacidad de cambiar el estilo en virtud del tono que requiera la historia, sino que hay que destacar especialmente su dominio de la composición de páginas, convirtiendo una acción probablemente anodina en manos de otro dibujante en una verdadera obra de arte que agradece una observación pausada.

De entre los muchos ejemplos que podríamos rescatar, empezando por la escenificación de las luchas, me he decantado finalmente por esta doble página del nº 858 de Detective Comics. En ella Kate Kane observa el trabajo de la policía desde las alturas, con un dibujo ya de por sí espectacular. Williams salpica la página con pequeñas viñetas para ilustrar las conversaciones de los policías, pero nos regala un detalle que quizás se pueda pasar por alto en un primer vistazo rápido. 

Las viñetas toman la forma de una bandada de murciélagos que sobrevuela la zona. Este original detalle no se adueña del protagonismo de la página, ni eclipsa la escena principal. Ilustra magistralmente la secuencia sin dificultar la lectura. La funcionalidad al servicio de la belleza y viceversa, sin duda la seña de alguien que es más que un dibujante cualquiera.


Estela Plateada: Réquiem


J. Michael Straczynski, escritor célebre por su visión sobre Spiderman y su éxito al enfrentarse a aquel personaje, contempla los últimos días de un superhéroe cuyas andaduras en solitario son inexistentes en nuestros días. Tal vez tenga mucho de reivindicación el hecho de que Straczynski quiera narrar sus últimos días para llamar la atención sobre un personaje al que el público ha ido dejando de lado conforme han pasado las décadas. 

Planteado en cuatro capítulos siguiendo los cuatro movimientos de la partitura de un Réquiem, Estela Plateada conoce el deterioro de la aleación que lo recubre y, por lo tanto, su muerte inminente. La noticia le lleva a invertir el tiempo que le resta de vida en despedirse de todos sus seres queridos, además de intentar las últimas hazañas con la intención de marcharse en paz. El cómic rezuma nostalgia por su condición de despedida y, al mismo tiempo, evita cualquier clase de pretensión o de grandilocuencia. El héroe se marcha con tan poco ruido como ya hacía cuando estaba vivo. 

Las ilustraciones de Esad Ribic, que ya ha trabajado en espectaculares portadas para Marvel y en la genial novela gráfica de Namor en las profundidades, se entrega a las páginas del cómic con un sentido pictórico y otoñal que le dan al cómic la solemnidad que merece. Reed Richards o el propio Spiderman se cruzan con Estela Plateada en sus últimos momentos para constatar que, en el fondo, ninguno de nosotros nos molestamos por intentar conocerle del todo. 

jueves, 19 de julio de 2012

Patrula X: Regénesis #2


Es el segundo mes de Regénesis, y las dos cabeceras principales continúan desarrollando sus propuestas al vertiginoso ritmo que marca la inclusión de varios números americanos en la misma publicación española. 

La imposible Patrulla X confirma lo que ya anunciaba en sus dos primeros números, en los que Kieron Gillen sigue la estela de un Chris Claremont que firmó los mejores momentos de la franquicia mutante. El cambio de dibujante, sin embargo, es un elemento a discutir que le resta interés al segundo arco argumental que comienza aquí. Lobezno y la Patrulla X, por su parte, desarrolla los problemas que ya proponía en su primer número. Resulta curioso pensar en la cantidad de escenas de acción y de innumerables peligros que propone Jason Aaron en el relato, teniendo en cuenta que la decisión de Lobezno de crear su propia escuela fue la de huir de un ambiente hostil para los jóvenes alumnos. 

Es interesante comprobar las enormes diferencias entre ambas colecciones, lo cual les da una gran riqueza complementaria. Mientras una persigue las huellas del cómic clásico de aventuras, la otra intenta indagar en terrenos inexplorados y despojarse de muchas reglas que impone lo tradicional. El nivel es muy digno. La elección entre una u otra es una simple cuestión de gusto personal. 

Defensores #1


La llegada a España del primer número de Defensores celebra el reencuentro (o el desencuentro, atendiendo a la historia en común que han vivido estos personajes) de una extraña alineación nunca reconocida en la que el humor ha sido siempre la tónica general de la serie. Matt Fraction, el escritor del actual Thor y uno de los pesos pesados en el presente de la editorial Marvel, toma las riendas de la cabecera de una manera acertada, manteniendo ese tono despreocupado sin perder de vista los peligros mayúsculos de una trama bien hilvanada. Divertido, es la palabra, un elemento ausente en muchas colecciones Marvel. 

Tres de los integrantes legendarios se mantienen: Estela Plateada, el Doctor Extraño y el príncipe Namor. Hulk, sin embargo, ha sido sustituido por la hermosa Hulka de piel roja, el elemento femenino que protagonizaba Valkiria en sus primeros números y que aquí añade una interesante dimensión. La inclusión en el equipo de un Puño de Hierro vanidoso e incapaz de soportar su propia celebridad terminan de construir el contrapunto de la colección. 

La clave en un grupo tan sumamente poderoso es la de la despreocupación y el juego con el límite de lo absurdo, dando excelentes resultados. Bienvenidos sean, y ojalá que por mucho tiempo. 

The October Girl #1


A simple vista, el primer número de The October Girl podría ser un relato corto, casi un poema.  Uno en el que el retrato de la adolescencia, cierto costumbrismo americano y la idea de que los sueños pueden entremezclarse con la realidad en cualquier momento se conjugan en apenas 16 páginas de pura libertad expresiva. 

Con un estilo único que el cómic estila desde su comienzo, Matthew Dow Smith esboza un diminuto primer acto que deja un poso profundo y que ofrece la promesa de una obra muy interesante. La libertad creativa que respira el trabajo es una de las mayores bocanadas de aire fresco del cómic actual. El encanto de lo que cuenta, y de cómo lo cuenta, merece ser tenido en cuenta aún cuando sus páginas aún sean tímidos pasos hacia el relato definitivo. 


Shanna, de Frank Cho



Frank Cho se hizo un hueco en la poderosa Marvel gracias a la suntuosidad de su dibujo, a la grandeza de sus imponentes diseños, a su estilo visual reconocible de inmediato y, sobre todo, por la habilidad para concebir espectaculares personajes femeninos. No es de extrañar, pues, que una de sus obras capitales para el medio haya sido su versión de Shanna, personaje secundario de la editorial que aquí es tratado de forma novedosa dentro de un relato de ciencia-ficción que involucra a un escuadrón militar en medio de una selva tropical poblada por las más peligrosas especies prehistóricas. 
Artista que justifica el interés de cualquier trabajo en el que participa, Cho ejerce aquí de dibujante y también de guionista, convirtiendo cada página en un festín visual. Como creador estético, la obra del ilustrador es un absoluto espectáculo para la vista, ya sea por las cualidades de su dibujo, por las composiciones de página, el uso del color blanco y de los espacios, el simple hecho de contemplar a sus mujeres imaginarias o el imponente tamaño de personajes y objetos que parecen tener energía propia. 

Argumento propio de una película de Serie B para un diseño visual de primera clase. 

miércoles, 11 de julio de 2012

Concierto Imaginario #10


"La Noche"

La condición onírica y plenamente sugestiva nos ha permitido en el espacio del Concierto Imaginario jugar con toda clase de elementos que desafían a la lógica y, en muchas ocasiones, a la física. Veladas más extensas de lo habitual, formaciones orquestales del todo cambiantes entre una pieza y otra del mismo concierto, y las habituales incoherencias de lo que ha sido diseñado más como un bonito sueño que con un uso absoluto de la lógica, amparados por la buena voluntad del lector vehemente. 

Abusando una vez más de aquella condición y rozando los límites, una vez más, de la duración del concierto, presentamos un programa temático con la noche como protagonista absoluta de la primera parte. La misteriosa Central Park in the Dark, de Charles Ives, que se acerca cada vez con celebrada mayor frecuencia a las salas de concierto, Noche en el monte pelado, de Modest Mussorgsky, en el que se dan cita los aquelarres y las danzas llenas de brujería, y en tercer lugar la obra orquestal Nocturne, de Andrzej Panufnik, una suerte de concierto para orquesta en el que las familias orquestales se conjugan para formar un alucinado retrato de la noche como escenario en el que todo puede ocurrir. 

Como colofón al concierto, el programa se completa con la Quinta Sinfonía de Dimitri Shostakovich, una obra aún llena de espléndida modernidad para los oídos contemporáneos, y cuyo tercer movimiento, Largo, bien puede provocar sensaciones cercanas a las que propone la primera parte del programa sinfónico aquí presentado. 

Música alucinada, inspirada por la noche. Música llena de magia y de misterio, de tensa construcción y alentada por la libertad temática que genera el momento del día más secreto y más oscuro. La noche se desvela hoy para mostrarnos cómo podría sonar. 

Puedes ponerte en contacto con nosotros, proponer sugerencias y charlar de la iniciativa vía Twitter a través del hasthag #ConciertoImaginario

Enlace a Spotify para el Concierto Imaginario #10 

Liga de la Justicia #3


Cuando Jim Lee se puso al frente de la serie regular de la Liga de la Justicia como dibujante, pidió la colaboración de Klaus Janson en el proyecto, reconociendo que se trataba de su entintador favorito. Después de comprobar lo que ocurre con el cambio de tintas a favor de Scott Williams en este tercer número de la serie, uno entiende del todo el porqué de aquella petición y la importancia del elemento menos valorado en el entorno del cómic. Que una cosa era perfilar los bordes del dibujo de Jim Lee (lo que hace Williams) y otra muy distinta era mejorar los lápices a partir del trabajo con la tinta (lo que hacía Janson). 


El presente episodio está centrado en presentar a Wonder Woman y su momento de gloria se sitúa a mayor altura que el de los superhéroes presentados hasta el momento. La presencia de la heroína asombra a la ciudad por entero tanto como a los propios héroes que ya se encuentran inmersos en la historia. Las splash pages de Jim Lee lo compensan todo.

A pesar de ese tono de épica con el que está tratada toda la serie al completo, puede percibirse cómo Johns va con el piloto automático en cuanto a la materia argumental del asunto, abandonando la historia en un discurrir convencional. No importa tanto si tenemos en cuenta el hecho de que se trata de una serie de pura presentación de personajes, con el mejor dibujo posible. Es por eso por lo que uno no echa tanto de menos al buen Johns escritor, sino mucho más a la presencia de Klaus Janson, al descubrir que era él quien hacía posible el milagro. 

lunes, 9 de julio de 2012

The Red Wing


Interesante la línea de Panini Comics titulada Cult Comics, en la que está dando cabida a grandes obras desvinculadas del universo Marvel, como la que nos ocupa. En esta arriesgada visión futurista, Jonathan Hickman propone un argumento y una ficción muy deudora con los relatos de ciencia-ficción pulp de los años 50 y 60, en la que no faltan los viajes en el tiempo, las guerras interdimensionales y los pilotos de grandes naves espaciales al estilo de Star Wars

Con todos esos elementos combinados, Hickman crea un guión muy personal que se sirve de esos elementos propios de la cultura popular para edificar un relato en torno a la concepción del espacio-tiempo, la responsabilidad de los actos del ser humano, los vínculos paterno-filiales y el puro disfrute de poder moverse en torno a una ficción plenamente autónoma que funciona de manera circular. Los resultados son, sin embargo, dispares en tanto que la obra peca de un cierto ensimismamiento en la manera de narrar sus acontecimientos. 
A pesar de esta deriva narrativa, convertida en una colección de muchos elementos apuntados, esbozados, pero que nunca terminan de despegar, el cómic queda plenamente sustentado por el concepto visual de un Nick Pitarra que toma las referencias de los grandes maestros del género (Moebius planea con vuelo firme sobre estas páginas) y crea, al igual que Hickman con la escritura, un universo visual muy particular. El innovador uso del color blanco como generador de espacios y de ralentíes en el tempo narrativo, junto con la utilización de splash pages muy cercanas al concepto que hacía de ellas Frank Miller en su controvertido El contraataque del caballero oscuro, pueden contarse entre las grandes virtudes de un cómic absolutamente atípico. 

Da la sensación de que la obra quedase a medio perfilar, como si no se atreviera a ahondar en las arriesgadas decisiones que toma y esos hallazgos visuales quedan en simples coqueteos con la innovación narrativa. De lo único que se puede acusar a The Red Wing es de excesiva libertad artística. 

Artifacts #1


El universo Top Cow, independiente de las grandes editoriales y encabezado por grandes artistas que buscaron fortuna alejados de las grandes empresas, cuenta con una docena de excelentes personajes con los que trazar buenas historias y series regulares más que dignas. 

Entre ellos La Magdalena, ya comentada en estas páginas, o la famosa Witchblade, que si bien quedan aún un escalón por debajo del trabajo que hacen los artistas de las grandes corporaciones, sí que se acercan cada vez más a la calidad y el rigor de las grandes marcas del cómic americano. 

La intención de la serie Artifacts es la de aprovechar esos excelentes personajes para trazar un argumento que los envuelva a todos. No se trata de crear un macro-evento, sino de una serie que aproveche esos caracteres para conjurar una epopeya que atañe a todos los protagonistas de la editorial. Para ello, Ron Marz utiliza una interesante premisa, en la que los objetos mágicos de donde los protagonistas obtienen sus poderes son en realidad trece reliquias ancestrales, las cuales al unirse pueden decidir el destino del planeta. El primer arco de la serie ilustra los dos bandos que se forman ante la amenaza de la unión y las diferentes fuerzas que quieren ese poder para sí o para el bien de la humanidad. 

El dibujo de Michael Broussard está muy cercano al de Marc Silvestri, lo cual no es decir poco. Un maestro que también firma el prólogo a este volumen y que deja evidencia de su influencia tanto en la calidad del dibujo como en lo escrito. Una serie muy disfrutable, arriesgada apuesta, con una premisa de gran potencial y con muchas promesas que deja inconclusas para el futuro cercano. 

domingo, 8 de julio de 2012

Batwoman


Espectacular lo que han hecho Greg Rucka y J.H.Williams III en el primer arco argumental de esta nueva Batwoman. Con un dibujo innovador y espectacular y con una historia que narra origen y presente de la atípica heroína, el volumen se convierte no sólo en un tomo imprescindible para los amantes del universo de Gotham City sino, por encima de todo, un satisfactorio ejemplo de de la infinidad de caminos por recorrer aún en la búsqueda de nuevos hallazgos en el medio. 

Porque si en algo es rico el trabajo de J.H.Williams III es precisamente en hallazgos. Sus composiciones de página son siempre arriesgadas, barrocas y estudiadas hasta el extremo. La apabullante habilidad del dibujante para conjugar estilos le permite cambiar por completo de trazo cuando la historia ilustra el pasado y abordar otro estilo visual distinto cuando se trata del presente. 

Dibujo luminoso y sencillo cuando la página es un flashback. Pero cuando llega el presente, el negro y el rojo se apoderan de todo. La página se convierte en un fresco que narra con precisión acontecimientos que suceden al mismo tiempo. Hallazgos. Es lo más cercano a lo que podría ser el Año Uno del personaje, una de esas emotivas historias que entusiasman y que hacen pensar en que ya no es posible contar ninguna otra sobre la pelirroja. 

El volumen se completa con otro arco argumental, "Cuchilla", en el que disminuye la calidad en gran parte porque ya no se encuentra J.H.Williams III a los lápices. Su ausencia genera en el cómic una orfandad muy poderosa. Después de haber conocido su manera de narrar, cualquier otro dibujante sabe a poco.